EUROPA
PRESS
19 julio
2016
La dieta mediterránea, que tradicionalmente se consume en España,
es referente de dieta variada, equilibrada y moderada y, por lo tanto, un
modelo alimentario saludable que algunos estudios relacionan con una menor
prevalencia de algunas enfermedades.
En los
últimos años son innumerables los estudios que han relacionado esta
alimentación con la protección a diversas enfermedades, así como un mejor
estado de salud. Su acción protectora esta asociada a que los alimentos que la
componen son ricos en antioxidantes, fibra, hidratos de carbono complejos,
ácidos grasos monoinsaturados, minerales y vitaminas.
Hasta
ahora, siempre que se habla de dieta saludable como la mediterránea, se hablaba
de restringir las grasas, sin embargo no todas las grasas son iguales, por eso
no todas deben limitarse o reducirse en la dieta. Este tipo de alimentación
puede, como demuestra una nueva investigación, incluir "una gran cantidad
de cierto tipo de grasas".
Una
revisión de la evidencia disponible sugiere que una dieta mediterránea sin
restricciones en el consumo de cierto tipo grasas puede reducir el riesgo de
una persona de padecer diabetes, cáncer de mama y eventos cardiovasculares en
comparación con otras dietas, como revelan en un artículo sobre su trabajo
publicado en la revista 'Annals of
Internal Medicine'.
A pesar
de los avances en el diagnóstico y el tratamiento, las enfermedades
cardiovasculares, la diabetes y el cáncer siguen siendo las principales causas
de morbilidad y mortalidad en los países desarrollados. Las dietas occidentales
típicas, que son elevadas en grasas saturadas, azúcar y granos refinados, se
han relacionado con el desarrollo de estas patologías crónicas, pero la limitada
evidencia sugiere que una dieta mediterránea, que es esencialmente de origen
vegetal, puede ser una opción más saludable.
Los
autores de este trabajo, expertos del Centro Médico Minneapolis VA, en Estados
Unidos, revisaron la evidencia disponible para resumir el efecto de una dieta
mediterránea sobre los resultados de salud y evaluar si las poblaciones de
América del Norte serían propensas a adherirse a una dieta de este tipo.
Dado
que no todos definen la dieta mediterránea de la misma manera, los científicos
la definieron como una dieta que no tiene ninguna restricción en la ingesta de
tipos de grasas, ya que incluye una alta proporción de grasa monoinsaturada y
poliinsaturada e incorpora las grasas saturadas. Por ejemplo, usando oliva
aceite como ingrediente principal de cocción, y con alto contenido de frutas y
verduras, alto consumo de legumbres, ingesta elevada de grano y cereales,
consumo moderado de vino tinto, consumo moderado de productos lácteos, bajo
consumo de carne y productos cárnicos y una mayor ingesta de pescado.
Algunos
ensayos controlados aleatorios han comparado este tipo de dieta con todos los
demás, pero pocos que sugieren que una dieta mediterránea sin restricción de la
ingesta de grasa puede estar asociada con una menor incidencia de eventos
cardiovasculares, cáncer de mama y diabetes tipo 2.
Los
investigadores no encontraron estudios que cumplieron los criterios de
inclusión para evaluar los resultados de adherencia. Sin embargo, datos de
observaciones revelan que la incidencia total del cáncer y la mortalidad y la
incidencia del cáncer colorrectal y de pulmón fueron más bajos en las personas
con mayor adherencia a la dieta mediterránea en comparación con aquellos con
los índices más bajos, pero no muestran asociación entre la adherencia a la
dieta mediterránea y el riesgo de cáncer de mama.